ESTIMADOS MARISTAS DE CHAMPAGNAT, HERMANOS Y LAICOS.
Estamos terminando nuestro XIX Capítulo Provincial y estamos presentes aquí para poner en manos de Dios los trabajos que hemos realizado en nombre de todos los hermanos de la Provincia y através de los laicos, laicas y jóvenes presentes entre nosotros, la vida y misión marista en cada uno de los rincones donde estamos ofreciendo nuestra vida y acción.
Ayer se nos recordaba el lema de sembrar y generar vida nueva, del año de las vocaciones que a nivel instituto vivimos. Hoy estamos iniciando nuestra eucaristía alrededor de este árbol que sembramos hace tres años. Un símbolo de la vida que queremos que esté presente entre nosotros.
Quizás nos sorprenda que haya crecido poco. Muchos de nuestros sueños y proyectos muchas veces son así, y requieren de nosotros mantener viva esa esperanza, pues en muchas ocasiones la vida crece lenta, tiene su ritmo y debemos comprender que muchas cosas están fuera de nuestras intenciones, capacidades y esfuerzos. Y aceptar esto es parte de la vida que nos toca acompañar, y aumentar nuestra paciencia y realismo histórico.
Por otro lado, otro símbolo: ninguno de nosotros se ocupó de cuidarlo. Dios y el jardinero local lo cuidaron. Me lleva a pensar que lo que hemos vivido y dialogado en este Capítulo, son muchos otros quienes lo cuidan, lo riegan, lo mantienen vivo y lo transforman. Aceptar nuestra limitación, quitar de nosotros esos sentimientos de “superhéroes”, y aprender a confiar en Dios y en otros; esta es otra lección.
Finamente, alrededor de este árbol y jardín hemos puesto los nombres de quienes hemos participado en este XIX Capítulo Provincial, trayendo voces que representan los sueños, inquietudes y retos de nuestra vida marista de hermanos, laicos y juventudes aquí presentes, y que hoy estaremos ofreciendo en la eucaristía.
Caminemos en sentido de nuestro peregrinar en construcción del Reino de Dios.
PARA DAR INICIO AL NUEVO CAPÍTULO
Estamos dando inicio a este trienio de gobierno provincial, para este periodo 2024-2027 que a partir de este XIX Capítulo Provincial iniciamos.
Estamos aquí para unirnos en esta Acción de Gracias por la vida abundante que Dios nos da y por la oportunidad de haber celebrado este importante momento de la vida de la Provincia. Que como todos los anteriores, sigan dando su aporte a la vida y vocación recibidas.
El lema de GRATITUD, AUDACIA Y ESPERANZA nos han acompañado este año, y desde el Consejo Provincial hemos querido que este sea el lema que acompañe nuestra sesión capitular.
Hemos venido expresando nuestra GRATITUD por todo lo que hemos vivido a lo largo de estos 125 años de vida marista, pero de manera especial: gratitud por los pioneros que dejaron su tierra para traer la buena noticia, compartida a través de la educación y catequesis bajo la espiritualidad y la pedagogía marista; gratitud por cada persona, hermanos y laicos que han compartido su vida o parte de ella en esta hermosa obra, y de modo especial por toda la vida acompañada.
Reunirnos y reflexionar juntos, leer informes y reconocer las voces de muchas personas, incluyendo a las infancias y juventudes, nos invitan a reconocer una serie de situaciones que nos hablan de lo complejo del momento que estamos viviendo; hace años hemos reconocido que vivimos un cambio de época y hoy se afirma que cada tres años se están haciendo un cambio generacional. Todo esto hace que nuestra misión adquiera una relevancia y nos rete a la AUDACIA, para responder desde el enfoque del Reino de Dios.
A pesar de todos los contextos en que vivimos, muchos de ellos llenos de incertidumbre, nos toca mantener viva la ESPERANZA; la experiencia de los y las seguidoras de Jesús después de la crucifixión, que siendo testigos de la resurrección confían en que la vida siempre triunfa sobre la muerte: nuestro deber es trabajar por la niñez, por la paz, por la justicia, porque el amor reine en este mundo turbulento.
Hoy venimos a ofrecer nuestro esfuerzo y los frutos de este XIX Capítulo, las elecciones que hemos realizado y las líneas maestras de actuación que juntos ponemos en manos de un servidor y del Consejo que se ha elegido.
Quiero agradecer al Capítulo por los hermanos del Consejo Provincial que han nombrado. A cada uno de ellos
- Juan Carlos Robles Gil Torres
- Juan Jesús Franco Hernández
- Javier Francisco Salcedo Camarena
- Marco Antonio Soto Sánchez
- Jorge Arturo Carbajal García
- Juan Montúfar Rodríguez
pido tengan siempre presente el bien de la vocación de los hermanos, laicos así como de las infancias y juventudes, a cuidar de la vida de las comunidades y de la misión.
Consejeros y todos los que ejercen algún liderazgo en la Provincia: Hace unos días citaba a nuestro querido Basilio; continuando a la escucha de sus sabias palabras, nos recuerda que “un líder es alguien que posee la creatividad para construir futuro del grupo. El grupo es un grupo vivo, con alma colectiva y en el cual se dan las verdaderas relaciones de persona a persona. Como servidores toca esuchar al grupo, escuchar esa alma colectiva, y expresarlo; el grupo a su vez corresponde al esfuerzo en correspondencia del bien de todos. Tal es el verdadero líder que surge de dentro, que no le viene de fuera. Es la imagen del Buen Pastor, que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se complacen en presentarnos. Es el propio Jesús lavando los pies a sus Apóstoles, mientras les dice: “El que de vosotros quiera ser el primero, que se considere el último”. Esa es, y no otra, la dimensión de la verdadera humildad. De esa humildad que, si tiene excepcional importancia en Superior, también es importante para los demás miembros del grupo, a quienes exige un servicio mutuo en todo momento”.
Hermanos y maristas de Champagnat, somos herederos de este carisma, de los primeros hermanos y los pioneros de la presencia marista en nuestras tierras y de quienes nos han precedido. El carisma marista es un don para la Iglesia y el mundo y Dios lo otorga a quien quiere; el Capítulo General nos habla por ello de la Familias Carismática global. Deseo que pongamos todos nuestro mejor esfuerzo y desde él respondamos a las necesidades y retos de nuestra época; sigue siendo vigente nuestra impronta de dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar, y de seguir a Jesús al estilo de María.
A los hermanos: ante todo eso somos: HERMANOS, HERMANITOS, nuestra Regla de Vida nos invita a encarnar una Pasión por Dios y por la humanidad: estamos “llamados a ser profetas para la Iglesia y esperanza para el mundo”. (RV10)
La vida consagrada, que “está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión”, ha de mirar a ese corazón para encontrarse y comprenderse a sí misma. El religioso hermano encuentra allí́ el significado profundo de su propia vocación.
El religioso hermano vive la llamada a ser memoria de la alianza por su consagración a Dios en una vida fraterna en comunidad para la misión. Así hace más visible la comunión que todo el Pueblo de Dios está llamado a encarnar. El H. Basilio nos decía que “hay que devolver a la vida religiosa y a cada uno de sus elementos esenciales, la densidad evangélica que tuvo en tiempo del Fundador.”
En la liturgia que hemos escuchado el día de hoy, podemos observar una insistencia en la justicia; un grito que nuestra realidad reclama. El Salmo 83 proclama “dichosos los que viven en tu casa, te alabarán por siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza, pues caminarán cada vez con más vigor”, lo asumimos con una invitación a crecer en nuestra espiritualidad y vivencia de la presencia de Dios.
Por su parte el evangelio de Mateo nos habla de la Semilla buena y la cizaña. “Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha… Arranquen primero la cizaña y atada se quemará, y luego el trigo en mi granero”. Aceptar que la pureza soñada en el mundo y en nuestras personas e instituciones no son absolutas.
- Tarea, discernir constantemente nuestras vidas, nuestras actividades; separar lo que es la cizaña y el trigo.
- Aprender a hacer, aprender a deschacer. Aprender a acoger, aprender a dejar ir. Que caminemos con la libertad de espíritu que nos exige este tiempo y nuestro compromiso religioso.
Para concluir retomo las siguientes palaras del H. Ernesto en su circular de Hogares de luz: “Amor trinitario, actitudes, experiencia, estructuras necesarias, ser expertos en comunión, mantener viva la conciencia de la fraternidad… ¡qué inspirador es todo ello para construir hogares de luz! Es desde la coherencia de vida con los valores que profesamos que podremos transmitir luz a quienes nos rodean y en nuestra misión entre los jóvenes. Una coherencia que, una vez más, no se finge, ni se consigue a base de empeño, sino que se enraíza en la experiencia de Dios y su amor”.
Y haciendo nuestro el lema de la última Conferencia General, como Marcelino y los primeros hermanos nos atrevamos a MIRAR MÁS ALLÁ… y caminar con alegría y esperanza al encuentro como lo hizo María, de la Anunciación a la Visitación.
Luis Felipe González Ruiz, fms. Provincial