El pasado 13 de julio, durante el Ángelus en Castel Gandolfo, se recordó la vida y el sacrificio del Hno. Lycarion May, miembro del Instituto de Hermanos Maristas de las Escuelas, asesinado en 1909 en un contexto de fuerte hostilidad religiosa hacia los educadores cristianos en España. Este hecho histórico resalta el compromiso de los maristas con la educación y la pastoral juvenil, así como la entrega heroica de quienes dedicaron su vida a los jóvenes.
El Hno. Lycarion May, nacido François Benjamin May, vivió su vocación con entrega total, promoviendo la formación integral de los estudiantes y fomentando valores como la fe, la disciplina y la solidaridad. Su vida y muerte representan un ejemplo de coraje frente a la adversidad, recordando la importancia de la educación como herramienta de transformación social.
Una vida dedicada a la educación y la fe
Desde su ingreso al Instituto Marista, Lycarion May se destacó por su pasión en la enseñanza y su dedicación a los jóvenes. En un contexto marcado por la persecución religiosa en España a comienzos del siglo XX, el Hno. May mantuvo su compromiso con los estudiantes, ofreciendo acompañamiento pastoral y educación integral. Su martirio en 1909 simboliza la entrega total por la misión educativa marista, y su ejemplo sigue inspirando a educadores y religiosos de todo el mundo.
Reconocimiento y conmemoración
Aunque su beatificación se recuerda en diversas fuentes históricas y religiosas, el Papa Francisco destacó su ejemplo durante el Ángelus, señalando que “el testimonio heroico de este mártir sea un estímulo para todos, especialmente para aquellos que trabajan en la educación de los jóvenes”. Este reconocimiento pone de relieve la relevancia de mantener viva la memoria de quienes, con valentía y fe, contribuyeron al fortalecimiento de la educación cristiana y al cuidado pastoral de los estudiantes.
El Hno. Lycarion May representa el modelo de educador comprometido, cuya vida demuestra que la enseñanza va más allá de transmitir conocimientos; implica acompañar, proteger y formar en valores, incluso frente a adversidades extremas.
El legado marista: educación, coraje y fraternidad
El legado del Hno. Lycarion May continúa vigente en todas las instituciones maristas, donde la enseñanza y la pastoral juvenil siguen siendo pilares fundamentales. Su historia recuerda que los educadores no solo forman académicamente, sino que también influyen en la construcción del carácter, la fe y la responsabilidad social de los jóvenes.
Cada año, la familia marista conmemora su vida como un recordatorio del compromiso con la educación integral y el cuidado de los estudiantes. Este tipo de ejemplos históricos refuerzan la misión educativa de los maristas y motivan a continuar su labor con dedicación y valentía.
Conclusión: un ejemplo para los educadores y jóvenes
La vida y martirio del Hno. Lycarion May son un testimonio del poder transformador de la educación basada en valores, fe y coraje. Su historia inspira a los docentes y religiosos actuales a acompañar a los jóvenes con entrega y pasión, consolidando una comunidad educativa marcada por la fraternidad y el compromiso.
Recordar al Hno. Lycarion May no solo honra su sacrificio, sino que también refuerza la importancia de los educadores como agentes de cambio, capaces de impactar positivamente en la sociedad a través de la enseñanza y el acompañamiento pastoral.
Para conocer más sobre la vida del Hno. Lycarion May y la historia de los maristas, se pueden consultar recursos históricos y religiosos especializados en mártires maristas.