El Sistema Oculto: Racismo y Clasismo en México
El conversatorio «Cuando el silencio excluye, la palabra libera» fue un evento central en la Semana de Solidaridad Marista de México Central titulada «Hazlo Diferente». Esta semana de sensibilización, que busca precisamente poner en el centro del debate estos temas cruciales, coincidió además con el Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 de diciembre). El encuentro fue organizado por el Equipo de Solidaridad Marista de México Central para impulsar una reflexión profunda sobre el racismo, el clasismo y la exclusión que permean la vida escolar.
Con la participación de la activista antirracista Briana Gálvez Flores y la licenciada en Física e intérprete de Lengua de Señas Mexicana (LSM), Priscila Santillán, se abordaron las complejas dinámicas de discriminación, desde las estructuras históricas de opresión hasta las barreras que limitan la diversidad en las aulas.
Para comprender la exclusión escolar, es fundamental diferenciar entre racismo y clasismo. Briana Gálvez Flores explicó que el racismo es un sistema estructural que tiene su origen en el colonialismo y que se basa en la idea de la «raza» como categoría social para jerarquizar los cuerpos. Por otro lado, el clasismo es la exclusión que surge a partir de la clase socioeconómica.
En el contexto mexicano, estas dos opresiones se entrelazan profundamente, dando lugar al fenómeno del racismo-clasismo. El sistema de castas colonial ha dejado una herencia en la que las personas de tez blanca están históricamente más asociadas a las clases sociales altas y la riqueza, mientras que las personas indígenas y afrodescendientes suelen ser vinculadas a las clases más bajas.
Este sistema se reproduce en la educación, donde las experiencias de los estudiantes revelan que se sienten juzgados o aislados por su físico, sobrepeso, forma de vestir, e incluso por lo que tienen o no tienen (celulares, dinero). La reproducción de estos prejuicios es tan profunda que se estima que solo el 4% de las personas racializadas en México logran acceder a estudios universitarios, una cifra que impacta directamente en la movilidad social y las oportunidades.
La Diversidad es Clave, No Decorativa
Desde una perspectiva científica, Priscila Santillán, con su expertise en astrofísica, ofreció una poderosa analogía: la diversidad es una propiedad fundamental de los sistemas naturales (como la diversidad estelar o galáctica). Para la ciencia, la diversidad es necesaria para describir y predecir fenómenos, no es algo «decorativo».
En el ámbito social, la exclusión surge cuando no se reconocen las diferencias y, en consecuencia, se generan barreras. Santillán enfatiza que la discapacidad debe entenderse como las barreras que impone la sociedad, no como la condición de la persona. Si eliminamos las barreras de comunicación o de accesibilidad en los espacios, la exclusión desaparece. Su trabajo, al crear el proyecto «El Universo en tus manos en Lengua de Señas Mexicana» , busca justamente romper estas barreras lingüísticas y llevar el conocimiento de la ciencia y el arte a la comunidad sorda.
Acciones Concretas para un Cambio Transformador
Para desmantelar estas estructuras en los entornos educativos, las expertas proponen un enfoque multidimensional:
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Reconocimiento de la otredad: Briana Gálvez insiste en que todos y todas tenemos un lugar en la lucha antirracista. Esto comienza por mirarnos a nosotros mismos, reconocer nuestra historia y nuestros privilegios, y deshacernos de prejuicios sin caer en la jerarquización de la diferencia.
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Etnoeducación y Currículo No Racista: Es necesario apostar por una etnoeducación que recupere raíces históricas y ancestrales, y que construya espacios fuera del marco racista, clasista y capacitista. Esto incluye revisar el temario para incluir voces diferentes (afro-centradas, de pueblos originarios) y reconocer la experiencia de los estudiantes como un saber legítimo.
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Ambientes Explícitamente Libres de Discriminación: Las escuelas deben declarar explícitamente sus espacios como libres de discriminación.
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Mecanismos de Reparación y No Repetición: Cuando ocurre un acto de exclusión, este debe ser un momento educativo. Se debe nombrar el daño, escuchar a la víctima, y asegurar una garantía de no repetición, la cual no debe ser unilateral, sino dialogada con la persona afectada.
La exclusión, el clasismo y el racismo no son una culpa individualizada, sino un sistema que está presente en todos lados. El camino hacia la inclusión real comienza cuando educadores, docentes y familias se sensibilizan, se capacitan y se comprometen a ir desmantelando estas estructuras. La palabra libera y es a través de la comunicación y el diálogo que podemos transformar la realidad de nuestras aulas.



