Liderazgo Visionario: Coordinadores Maristas trazan en Valle de Bravo una ruta innovadora para la educación
La educación es un organismo vivo que requiere constante reflexión, adaptación y, sobre todo, un liderazgo unido. Bajo esta premisa, del 13 al 15 de noviembre, el apacible entorno de Valle de Bravo se convirtió en el epicentro de la estrategia educativa de nuestra región. Los coordinadores académicos de la Provincia Marista de México Central se dieron cita en este espacio de retiro y trabajo para llevar a cabo un encuentro fundamental: compartir experiencias, evaluar el camino recorrido y proyectar el futuro de nuestras instituciones.
Este evento no fue una simple reunión administrativa; representó una pausa necesaria en la vorágine del ciclo escolar para alinear visiones. En un mundo donde los paradigmas de la enseñanza cambian a una velocidad vertiginosa, la labor del coordinador académico es crucial. Ellos son los arquitectos que traducen la misión institucional en planes de estudio, metodologías y acompañamiento docente. Reunirlos en un mismo espacio permitió generar una sinergia única, donde las vivencias de un colegio servían de aprendizaje para otro, fortaleciendo así la red de colegios Maristas como un solo cuerpo educativo.
Reflexión profunda por parte de los Coordinadores Académicos sobre los retos educativos actuales
Durante estas tres jornadas intensivas, el diálogo giró en torno a los retos educativos actuales. La educación del siglo XXI exige mucho más que la transmisión de conocimientos técnicos; demanda la formación de seres humanos resilientes, críticos y éticos.
Los coordinadores debatieron sobre cómo integrar las nuevas tecnologías sin perder la esencia humana, cómo atender la salud emocional de los estudiantes en un entorno post-pandémico y de qué manera mantener la excelencia académica en un entorno globalizado. Este intercambio de ideas permitió identificar áreas de oportunidad comunes y diseñar soluciones colaborativas. No se trata solo de resolver problemas inmediatos, sino de anticiparse a las necesidades de las futuras generaciones, asegurando que nuestras aulas sigan siendo espacios de vanguardia pedagógica y seguridad emocional.
Inspirados en el carisma de San Marcelino Champagnat, fundador de los Maristas
El sello distintivo de este encuentro fue, indudablemente, la espiritualidad y la misión heredada de nuestro fundador. Inspirados en el carisma de San Marcelino Champagnat, los asistentes trabajaron bajo la convicción de que «para educar a un niño, hay que amarlo».
Este principio rector fue la brújula de todas las mesas de trabajo. La misión institucional de ofrecer una educación integral se reafirmó no como un eslogan, sino como una práctica diaria. Se profundizó en cómo el carisma marista debe permear cada decisión académica, desde la selección de contenidos hasta la forma en que se evalúa al alumno. El objetivo fue recordar que la excelencia académica en nuestros colegios va de la mano con la formación en valores, la solidaridad y el servicio. Los coordinadores renovaron su compromiso de ser, en sus respectivos colegios, custodios de este legado, asegurando que cada alumno sea atendido en su dimensión intelectual, espiritual y social.
Trazando nuevas rutas para la comunidad estudiantil
El resultado más valioso de este encuentro en Valle de Bravo es el plan de acción que los coordinadores llevaron de regreso a sus instituciones. El trabajo conjunto permitió trazar nuevas rutas que beneficiarán directamente a la comunidad estudiantil.
Estas nuevas rutas implican actualizaciones en los programas de acompañamiento, estrategias para potenciar el talento de los alumnos y una mayor cohesión entre los distintos niveles educativos. Al compartir las mejores prácticas de cada colegio de la Provincia de México Central, se estandariza la calidad hacia arriba, garantizando que, sin importar el campus, la experiencia educativa Marista sea sinónimo de excelencia y calidez humana.
El encuentro concluyó con un renovado espíritu de familia. Los coordinadores regresan a sus labores cotidianas no solo con nuevas herramientas técnicas, sino con la motivación recargada, listos para seguir transformando vidas a través de la educación. Este tipo de espacios nos recuerda que, aunque los retos sean grandes, la fuerza de nuestra comunidad y la claridad de nuestra misión nos permiten avanzar con paso firme hacia el futuro.



