Nosotros
Historia
El Instituto Marista nació el 2 de enero de 1817, en la Valla (Francia), fundado por Marcelino Champagnat con el nombre de Hermanitos de María. La Santa Sede aprobó su creación en 1863 como Instituto autónomo y de derecho pontificio. Respetando el nombre de origen, Hermanos Maristas de la Enseñanza (F.M.S.: Fratres Maristae a Scholis).
Los hermanos maristas son personas consagradas a Dios, que siguen a Jesús al estilo de María, que viven en comunidad y se dedican especialmente a la educación de los niños y de los jóvenes más necesitados.
Presentes en 80 países, los hermanos comparten su misión con miles de laicos que abrazan igualmente el carisma de Champagnat.
Maristas
por el
mundo
Champagnat Global es una red colaborativa que conecta e impulsa a la comunidad escolar Marista a “caminar juntos como Familia Global”.
La red incluye 600 Escuelas Maristas repartidas en más de 80 países, a lo largo de los 5 continentes.
El objetivo de Champagnat Global es fortalecer la educación Marista y los valores que la inspiran: presencia, sencillez, espíritu de familia, amor al trabajo y seguir el modelo de María, a través de la implicación colaborativa de toda la comunidad escolar internacional Marista.
¿Cómo nos
organizamos a
nivel mundial?
A nivel internacional los Maristas nos hemos organizado en 6 regiones, y nuestra Provincia se ubica en la región Arco Norte.
El Arco Norte somos un grupo de Provincias Maristas que colaboramos y organizamos para revitalizar la vida y misión marista, ofreciendo e innovando servicios compartidos, en sintonía con el Instituto a través de principios, procesos y estructuras que nos permitan dar respuesta a los desafíos de nuestros contextos.
En el 2026, hermanos y laicos como maristas de Champagnat del Arco Norte, somos reconocidos como una región integrada que comparte su espiritualidad y misión corresponsable y creativamente en la línea del caminar del Instituto.
Su trabajo se desarrolla a través de nueve equipos colaborativos que interconectan los esfuerzos de las provincias en materia de:
Las actividades y proyectos de Arco Norte se planean, desarrollan y gestionan desde los siguientes equipos de trabajo
Evangelización
Espiritualidad y patrimonio Marista
Formación de Hermanos
Solidaridad
Economía
Cultura vacacional
Maristas
en México
Los Hermanos Maristas fundadores de la Provincia Marista Mexicana, encabezados por el H. Pedro Damián, establecieron su primera escuela en Guadalajara, Jalisco, el 20 de agosto de 1899. Ese mismo año, en el mes de octubre, llegó un segundo grupo de Hermanos a Mérida, Yucatán. Desde estas dos ciudades, los Hermanos se extendieron hacia el Bajío, Michoacán y el Distrito Federal, en la zona central de la República; y hacia Campeche, Chiapas y Oaxaca, en el sureste.
Los principios no fueron fáciles; a las penalidades naturales del aprendizaje de una nueva lengua y de una nueva cultura se añadió el contratiempo de la enfermedad. La fiebre amarilla causó la muerte de casi una docena de Hermanos entre los años 1899 y 1910. La mayoría de los Maristas de esta primera época eran franceses.
En 1908 se constituyó la Provincia Marista de México. Ya para entonces funcionaban las Casas de Formación en el país y nuestras escuelas contaban con la presencia de los primeros Hermanos Maristas mexicanos. En 1914 una de las corrientes revolucionarias clausuró varias escuelas y casas de formación y obligó a otras a trabajar en la clandestinidad. En esta situación de incertidumbre algunos Hermanos aprovecharon la oportunidad para llevar la obra Marista a Cuba, que a su vez sirvió de puente para que esta semilla se extendiera más tarde a Centroamérica.
Hacia principios de la década de los cuarenta, la Provincia Marista de México vio crecer el número de Hermanos, de alumnos y de escuelas hasta que fue necesaria una reestructuración: primero con la denominación de Cuba y América Central como territorios en 1949, y posteriormente la creación en 1959 de dos Provincias en nuestro país: México Occidental y México Central. Nuestra Provincia, México Central, está constituida actualmente por 21 comunidades de hermanos, de las cuales una es interprovincial, ya que está conformada por hermanos de las dos provincias mexicanas.
Provincia
Marista
México
Central
FRASE DEL AÑO
"Queremos hacer de la escuela marista un espacio de aprendizaje y de formación integral; un hogar que prepare para la vida e impulse el desarrollo de la propia vocación con un enfoque humanista, guiados y acompañados por Jesús, María y Champagnat."
Visión
Estratégico
Operativa
Propuesta
La propuesta de la Visión Estratégico Operativa (VEO) busca reflejar el diálogo que como personas e instituciones tenemos con la vida y los procesos históricos que la conforman.
Estrategia
Lo estratégico nos remite al largo plazo, a la visión de conjunto sobre todas las áreas, al ejercicio de revisión de las situaciones externas del contexto (temporal y espacial), a la previsión de los marcos (legales, políticos, sociales) de referencia para emprender acciones.
Operativo
Lo operativo nos habla del corto plazo, de las problemáticas y situaciones específicas y puntuales que conlleva una acción, se basa en datos duros, en el análisis interno de lo que mueve a la persona u organización. Desde lo operativo se establecen políticas, protocolos, normativas. Implica la evaluación de las acciones implementadas.
Visión
La visión es lo que une ambas perspectivas, en el sentido de que es la mirada la que percibe lo que ocurre en la realidad y al procesarlo desde las emociones, ideas y sueños puede plantear una acción a corto plazo previendo una meta que se cumpla en el mediano y largo plazo.
Educamos guiados por el evangelio.
La obra marista evangeliza educando haciendo vida la premisa evangélica fundamental de la pedagogía del amor, el afecto, la ternura y la misericordia heredadas de Marcelino Champagnat y los primeros hermanos.
Articulados en mística de comunidad
Los colaboradores maristas, inspirados en la experiencia de La Valla, nos asumimos como Comunidad Educativa Local, insertos en una Comunidad Marista Global; por ello, nos organizamos mediante estructuras flexibles, congruentes, justas, colaborativas, participativas, propositivas y comunitarias; promoviendo el empoderamiento de las personas y el bien común.
Potenciando el protagonismo.
En especial el juvenil.
Desde todas las instancias locales y provinciales, educamos hacia una ciudadanía activa, crítica, propositiva y corresponsable, garantizando y acompañando espacios, mecanismos y estrategias intencionadas y concretas de participación y protagonismo infantil y juvenil, como componentes indispensables de los procesos educativo-evangelizadores y de la Pastoral Juvenil Marista (PJM).
Trabajando de forma sistémica.
Tejiendo redes de colaboración
En la Provincia garantizamos el trabajo orgánico en la Misión educativo-evangelizadora, dirigiendo nuestras obras bajo Modelos de Gestión definidos, asumidos por todos, en los ámbitos académico, pastoral y administrativo.
Hacia una solidaridad transformadora
en clave de inclusión
Nacidos de una experiencia de solidaridad (acontecimiento Montagne) intencionamos procesos educativos-evangelizadores que tengan como horizonte el modelo de solidaridad transformadora. Esto se hace posible desde la vivencia de la propia espiritualidad apostólica marista mediante la implementación de enfoques educativos transversales: el enfoque de derechos de los niñas, niños, adolescentes y jóvenes; la inclusión; el protagonismo y el buen vivir, concretados en el quehacer académico-pastoral y la gestión-administración institucional.
Con propuestas sostenibles
Somos comunidades educativas que promovemos la urgente necesidad de transformar los estilos de vida actuales a otros que sean acordes con el respeto, cuidado y defensa de los derechos de las personas y la madre tierra; desde nuestras obras generamos y acompañamos programas provinciales y locales que tengan esta intencionalidad, dirigidos a los diferentes actores de nuestras obras y a otras personas interesadas.
En permanente renovación
Los programas de formación permanente para todo el personal, difundidos a nivel provincial o local; son orientados para hacer vida la pedagogía marista, consolidar la identidad y sentido de pertenencia, reflexionar sobre la realidad de nuestros niños y jóvenes y profesionalizar el quehacer como formadores y evangelizadores entre ellos.